Durante este tiempo de distanciamiento social y de pasar más tiempo en casa, he visto más aves que antes. Tengo la suerte de vivir en un lugar que, aunque está en una área urbana, tiene al lado un cementerio “bastante verde”. Por “bastante verde” quiero decir que tiene muchos árboles y arbustos que ofrecen un buen hábitat para las aves y otros animales silvestres. Este hábitat, unido al menú variado de semillas, pasteles de sebo, néctar y frutas que los vecinos cuelgan en los balcones y ofrecen a las aves, lo hacen aún más atractivo para éstas. Como si fuera poco, nuestro espacio de vida se ha vuelto más silencioso y los cantos de pájaros, y las llamadas que comienzan al amanecer, se escuchan perfectamente claras.
En todos los años que he vivido en este complejo, nunca he visto tanta variedad de pájaros a simple vista desde mi ventana. ¿Acaso es un factor el que haya menos ruido? Por primera vez observé dos reinitas diferentes: una Reinita Trepadora, y una Reinita de Nashville; también vi un Zorzalito Maculado. Otras aves que no había visto tan cerca de mi edificio en años anteriores ahora están visitando mis comederos… incluidos el Picamaderos Norteamericano y el Tordo Sargento. Otras se están acercando… el Carpintero de Pechera Común, la Chara Azul e incluso un Gavilán de Cooper.
Compartiré fotos de algunos de los visitantes que traen deleite en estos tiempos de incertidumbre… y reafirman el valor de vivir en equilibrio con la naturaleza.
